Los cortijos que pueblan nuestra tierra andaluza tienen su origen en la época romana. De
hecho, la palabra cortijo probablemente viene del latín cohors que significa patio o corral. Los
caseríos de las villae o casas romanas de campo tenían un patio en torno al que se desarrollaba
la vida social. Las villas romanas, como los cortijos y las haciendas de hoy, eran a la vez
residencias campestres y granjas productivas que estaban situadas en medio de los campos de
labranza. Una villa romana estaba compuesta por la vivienda del propietario, la del capataz, la
de los esclavos, una bodega, una panadería, un granero, un almacén de aceite, un establo. El
aspecto que tienen los cortijos en la actualidad es el mismo que tenían las villas romanas hace
MM años

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